Perderse por las calles. Dudar entre izquierda o derecha. Contemplar los cuadros del taller furtivamente. Una mirada inquisidora. Sonreirse por dentro. Recorrer la plaza vacía. Sortear los charcos. Levantar la cabeza para ver la pequeña estatua. Seguir andando. A tu derecha, el sitio de tu recreo, donde un día compartiste aventuras imposibles. Retales de los sueños infantiles. Las grandes raíces. Un barco. Un castillo. Una cama de nudos de árbol y dosel de hojas verdes de las que resbalaban las gotas de lluvia. Caminar lentamente mientras te alejas, dejando que las luces cambien de color. En la boca, una sonrisa...

No hay comentarios:
Publicar un comentario